Trump parece, por el momento, cómodo con la incertidumbre que está
generando. Ha dicho que cualquier 'dolor financiero' por los impuestos a
las importaciones es una mera "disrupción" que eventualmente conducirá a
que más fábricas se trasladen a Estados Unidos y a un crecimiento
económico más fuerte Si la táctica de Trump tiene éxito, el republicano consolidaría su
reputación como un líder poco convencional que demostró que los
escépticos estaban equivocados. Pero si sus aranceles resultan
contraproducentes, gran parte del precio lo pagarían los estadounidenses
de a pie, que podrían sufrir pérdidas de empleo, salarios más bajos y
una mayor inflación.